Autor: Luis María Pescetti. Editorial: Siglo XXI.

Por increíble que parezca, los adultos solemos olvidarnos de cómo fue ser niños. Una experiencia de al menos doce o trece años debería ser imborrable, pero muchos terminamos hablando de ellos como exiliados de nuestra propia infancia. Este libro entrañableviene a corregir un equívoco extendido que se origina en ese olvido: la idea de que los niños deben ser tratados como personas en diminutivo, como seres irracionales cuyos caprichos hay que reconducir a la supuesta sensatez adulta. Nace de innumerables preguntas que Luis Pescettiha escuchado en su larga trayectoria alrededor de los niños como exitosísimo músico y autor: ¿cómo hacés para que los chicos se rían?, ¿cómo lográs que te presten atención?. Pues, dicen estas páginas, hay que ponerse en el lugar de ellos, tratar de mirar la vida con sus ojos recién llegados, imaginar qué pasa por la cabeza de alguien que no se siente pequeño ni incapaz, y que se esfuerza cada día por conquistar un pedacito más de mundo. ¿Y si pensamos a los chicos como inmigrantes en el tiempo, llegados a un presente en el que los adultos somos ciudadanos plenos? ¿Cambiaría el modo en que reaccionamos frente a sus desafíos, sus desilusiones y sus preguntas, o la manera en que tratamos de enseñarles algo? En este libro, que ofrecemos para padres y madres, docentes y profesionales que trabajan con niños, Pescetti vuelve a escenas de su propia infancia y de sus años de vida y trabajo en América Latina, y propone recuperar la idea de ser pequeño como una experiencia que se repite una y otra vez en la vida adulta, cuando estamos frente a un cambio de escala que nos obliga a recalcular nuestras posibilidades. Ni un niño es un compacto de recursos infantiles, ni un adulto ha eliminado todo vestigio de sus deseos y respuestas de lainfancia, señala el autor, que ha escrito un libro que intenta devolver humanidad a la tarea más desafiante que un adulto puede enfrentar: acompañar a un niño en esos años en que la mirada de los otros nos define para siempre.

cómo era ser pequeño explicado a los grandes

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Autor: Luis María Pescetti. Editorial: Siglo XXI.

Por increíble que parezca, los adultos solemos olvidarnos de cómo fue ser niños. Una experiencia de al menos doce o trece años debería ser imborrable, pero muchos terminamos hablando de ellos como exiliados de nuestra propia infancia. Este libro entrañableviene a corregir un equívoco extendido que se origina en ese olvido: la idea de que los niños deben ser tratados como personas en diminutivo, como seres irracionales cuyos caprichos hay que reconducir a la supuesta sensatez adulta. Nace de innumerables preguntas que Luis Pescettiha escuchado en su larga trayectoria alrededor de los niños como exitosísimo músico y autor: ¿cómo hacés para que los chicos se rían?, ¿cómo lográs que te presten atención?. Pues, dicen estas páginas, hay que ponerse en el lugar de ellos, tratar de mirar la vida con sus ojos recién llegados, imaginar qué pasa por la cabeza de alguien que no se siente pequeño ni incapaz, y que se esfuerza cada día por conquistar un pedacito más de mundo. ¿Y si pensamos a los chicos como inmigrantes en el tiempo, llegados a un presente en el que los adultos somos ciudadanos plenos? ¿Cambiaría el modo en que reaccionamos frente a sus desafíos, sus desilusiones y sus preguntas, o la manera en que tratamos de enseñarles algo? En este libro, que ofrecemos para padres y madres, docentes y profesionales que trabajan con niños, Pescetti vuelve a escenas de su propia infancia y de sus años de vida y trabajo en América Latina, y propone recuperar la idea de ser pequeño como una experiencia que se repite una y otra vez en la vida adulta, cuando estamos frente a un cambio de escala que nos obliga a recalcular nuestras posibilidades. Ni un niño es un compacto de recursos infantiles, ni un adulto ha eliminado todo vestigio de sus deseos y respuestas de lainfancia, señala el autor, que ha escrito un libro que intenta devolver humanidad a la tarea más desafiante que un adulto puede enfrentar: acompañar a un niño en esos años en que la mirada de los otros nos define para siempre.